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Mostrando las entradas de agosto, 2025

El Arte de la Pausa Serena

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No es detener la vida, sino darle un respiro, no es rendirse al tiempo, sino acoger su giro. No es ir corriendo en vano, sin meta ni razón, es hallar la pausa activa, que nutre el corazón. La vida apremia, sí, con su ritmo febril, pero en cada instante, hay un espacio sutil. Un café que se saborea, una mirada al sol, un respiro profundo, que ahuyenta el control. Saber esperar es un don, una virtud callada, no es inmovilidad, sino espera anhelada. Esperar que germine la semilla plantada, esperar que florezca la promesa soñada. Es dejar que el tiempo obre, con su magia sutil, transformando la espera en un momento gentil. No es perder la batalla, es ganar la paciencia, es confiar en el proceso, con fe y con conciencia. Y los recuerdos, ah, tesoros del ayer, no son anclas que atan, sino lecciones de ser. Podemos transformarlos, con la luz del presente, en fuerza que nos impulsa, en un amor latente. Un recuerdo doloroso, puede ser un maestro, una herida pasada, un camino honesto. Si los vem...

La Brisa que susurra

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En la brisa que susurra, un eco del ayer,   recorre mi memoria, tu rostro, tu querer.   Un amor que fue llama, un fuego que encendió,   pero el destino cruel, su curso desvió. Las sendas se bifurcaron, los sueños se alejaron y en la distancia amarga, nuestros caminos se quebraron.   Hoy vuelves, como un ave que regresa al nido,   pero el nido ya no existe, mi corazón ha partido. No es falta de cariño, ni ausencia de emoción,   es el tiempo que ha pasado, que impone su razón.   Las heridas han sanado, las lágrimas secado,   y en el alma se ha forjado un nuevo ser, un nuevo estado. Las palabras que hoy dices, resuenan en el vacío,   de un tiempo que se fue, de un anhelo ya sombrío.   Intentamos revivirlo, buscar la chispa antigua,   pero el fuego se ha extinguido, el recuerdo nos fatiga. Es la melancolía dulce, de lo que pudo ser,   la nostalgia de un abrazo, de un etern...

La lealtad

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En la danza del tiempo, la lealtad se asienta,   y en cada latido, su esencia se siente.   Es un pacto sin palabras, un lazo sincero,   una promesa de estar, en lo dulce y lo amargo.   La lealtad es un faro que guía en la tormenta,   es la mano que abraza, la voz que alienta.   En el silencio profundo, en la risa compartida,   la lealtad florece, es amor en la vida.   No se mide en palabras, sino en acciones,   se construye en los gestos y en las decisiones.   Es estar presente, ser refugio y hogar,   ser el ancla firme, en el mar del azar.   Cuando el viento sopla y la duda asoma,   la lealtad es el fuego que nunca se toma.   Es el eco constante de un corazón sincero,   la fuerza que une, el vínculo verdadero.   Por eso, sé leal, contigo y con los demás,   cultiva esa flor que siempre dará paz.   Porque en un...

El aroma a café y las melodias de aquel amor

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El aroma a café recién hecho se mezclaba con el murmullo de la ciudad que despertaba. Sofía, sentada en su rincón favorito de la cafetería, observaba la lluvia golpear suavemente el cristal. Quince años habían pasado desde la última vez que vio a Mateo, su amor de juventud. Quince años desde aquella despedida agridulce en el aeropuerto, él con su guitarra a cuestas y ella con el corazón hecho pedazos. Él emigró buscando su sueño musical y ella, bueno, ella se quedó con las melodías que él solía tocar solo para ella. La vida, caprichosa, la había llevado por senderos de romances fugaces y promesas rotas. Cada vez que intentaba construir algo nuevo, algo sólido, las piezas parecían desmoronarse. Y en esos momentos de desilusión, su mente, sin quererlo, viajaba en el tiempo. Recordaba las tardes en el parque, las risas cómplices bajo el sol de verano, las noches estrelladas donde Mateo le dedicaba canciones improvisadas. Él, con sus dedos ágiles sobre las cuerdas, creaba melodías que pare...

En el espejo de mi alma

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En el espejo, un reflejo que antes dolía, hoy se viste de fuerza, de pura armonía. Ya no busco afuera la luz que me guía, la encuentro en mi centro, en mi propia energía. Hubo un tiempo de sombras, de dudas y miedos, de anhelos prestados, de falsos enredos. Pero el alma, paciente, tejió sus secretos, y aprendió a florecer, rompiendo los pretextos. Mis cicatrices cuentan historias de lucha, de caídas y alzadas, de fe que me escucha. Cada herida sanada, una lección que me nutre, y me vuelven más sabia, más fuerte, más lúcida. No necesito aplausos, ni el eco en la arena, mi valor no se mide por lo que me llena de miradas ajenas, de dulce condena. Mi valor reside en ser quien soy, plena. Amo mi sonrisa, la que nace del alma, mis imperfecciones, que me dan calma. Amo mi voz, que resuena sin traba, y mi cuerpo, mi templo, que la vida me labra. Soy dueña de mis pasos, de mi propio destino, un camino que trazo con trazo genuino. Me abrazo fuerte, me cuido, me mimo, y en este amor propio, me en...