Recuerdos a la distancia de un amor







En las calles de Rusia, donde el frío abraza,  
caminar contigo era calidez en la plaza.  
Tus risas resonaban como un canto divino,  
en cada esquina, un eco de nuestro destino.

La cultura vibrante, el arte en cada esquina,  
los palacios que cuentan historias divinas.  
Tu mirada, un lienzo pintado de sueños,  
y en cada instante, se desvanecen los dueños.

La gastronomía, festín para los sentidos,  
pirozhki y borsch, sabores compartidos.  
Recuerdo tu risa al probar lo desconocido,  
un viaje a lo profundo, un amor encendido.

Un año ha pasado desde mi estadia por tu país,  
mi corazón aún guarda el eco de tu reír.  
El fotógrafo del alma, artista sin par,  
con la sonrisa más hermosa que he llegado a amar.

Te busqué en las calles de América Latina,  
entre sonrisas y abrazos que no adivinan.  
Pero no hay huellas tuyas en el aire caliente,  
solo el susurro dulce de un amor latente.

Porque así es el amor, sin fronteras ni muros,  
no entiende de credo ni de caminos duros.  
Es un verso eterno que siempre se siente,  
un lazo invisible que nunca se ausente.

Así sigo escribiendo poemas y canciones,  
tejiendo recuerdos con mis emociones.  
Cada palabra es un puente hacia ti,  
un canto al destino que no tiene fin.

Rusia y su gente viven en mi memoria,  
como un bello capítulo en nuestra historia.  
Y aunque la distancia nos quiera separar,  
siempre llevaré en mi pecho tu andar y esa bella sonrisa que un día la pude apreciar.

Dra. Alice Arce Aguilera

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