Querida Felicidad

Hoy quiero dirigirme a ti con todo mi corazón. A lo largo de este viaje llamada vida, he aprendido que eres un estado del ser que se elige, incluso en medio de las tormentas. Eres un rayo de luz que brilla en los momentos oscuros y una melodía suave que acompaña mis días. Gracias por recordarme que siempre hay algo por lo cual sonreír, incluso cuando las circunstancias parecen difíciles.

A mi yo del pasado, quiero decirte: ¡qué valiente has sido! Has enfrentado desafíos que parecían insuperables, pero nunca te has dejado vencer. Aunque hubo días grises y momentos de duda, siempre encontraste la fuerza para levantarte y seguir adelante. Eres la base sobre la cual se construye mi presente, y cada experiencia vivida te ha hecho más fuerte y sabia. Gracias por no rendirte, por aferrarte a la esperanza y por permitir que Dios te guiara en cada paso.

A mi yo del presente, quiero recordarte que eres un regalo. Cada día es una nueva oportunidad para abrazar la vida con gratitud y alegría. A veces, puede parecer abrumador el peso de las responsabilidades o las inseguridades, pero en tu interior llevas la chispa de la felicidad. Recuerda que está bien tomar un respiro, disfrutar de los pequeños momentos y rodearte de amor. La felicidad está en las decisiones que tomas cada día; elige ser feliz.

Y a mi yo del futuro, quiero decirte: ¡confía en el camino! La vida tendrá sus altibajos, pero siempre habrá luz al final del túnel. Mantén la fe en ti misma y en el plan divino que se despliega ante ti. La felicidad no es solo una meta; es un viaje lleno de aprendizajes y sorpresas. Nunca olvides las lecciones del pasado ni los sueños que llevas en tu corazón.

Querida Felicidad, gracias por ser un faro en mi vida. Y a mi querida yo, tanto del pasado como del presente y futuro: siempre recuerda que Dios nunca me soltó de la mano. Su amor me sostiene en cada paso y me guía hacia adelante.

Con todo mi amor,

Tu yo agradecida ❤️

Dra. Alice Arce Aguilera