Amor Maduro
En el jardín donde el tiempo florece,
dos almas se encuentran, sin prisa, sin rencor.
Las arrugas cuentan historias de ayer,
y cada susurro es un canto de amor.
No hay fuegos artificiales, ni promesas vacías,
solo la calidez de un abrazo sincero.
Manos entrelazadas, como raíces fuertes,
navegan la vida con paso certero.
Las miradas profundas son espejos del alma,
reflejan el viaje de risas y llantos.
En cada mirada hay un mundo compartido,
un refugio seguro en los días más altos.
Sabemos que el amor no siempre es perfecto,
que hay tormentas que a veces nos pueden golpear.
Pero en la calma después del desvelo,
crecemos juntos, aprendemos a amar.
El amor maduro es un vino añejo,
que se vuelve más rico con cada estación.
Es entender que en lo simple hay belleza,
y hallar la paz en cada conversación.
Así caminamos, con pasos seguros,
celebrando la vida en su esplendor.
Porque el amor maduro no tiene final,
es un viaje eterno hacia el corazón.
Dra. Alice Arce Aguilera
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