Ecos de un Amor Perdido





En el rincón de mi alma, suena una guitarra,  
sus notas susurran historias que el viento ampara.  
Un requintista valiente, con manos de oro,  
tejiendo melodías, entrelazando mi lloro.

Tus dedos danzan suaves sobre cuerdas de vida,  
cada acorde que brota es mi herida querida.  
Recuerdos flotan en el aire como estrellas,  
en cada canción, revivo nuestras huellas.

El eco de tu risa aún resuena en mi pecho,  
como un canto lejano que nunca se ha hecho.  
Los días compartidos, las noches de ensueño,  
tus ojos en el horizonte, mi amor eterno empeño.

Aunque el tiempo nos separó y las rutas cambiaron 
en cada nota que oigo, tu esencia no muere.  
Eras la melodía que le daba sentido,  
mi requintista amado, mi amor más querido.

Hoy canto por ti en esta soledad callada,  
con el corazón lleno de una nostalgia dorada.  
Te llevo en mis versos, en mi voz y mi canto,  
siempre serás parte de este amor eterno que no pudo ser.


Dra. Alice Arce Aguilera

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